06 julio 2005

Longueira 2009

Por primera vez desde la recuperación de la democracia que un militante de un partido establecido declaró en plena campaña presidencial su intención de postular a la elección siguiente al máximo cargo del país. Esto, mientras un correligionario corre la carrera actual.
El que esto sea algo nuevo no es extraño, ya que el levantar una figura para el 2009 inevitablemente debilita las posibilidades del que es actualmente candidato al quitarle el foco de su persona y posicionar otro liderazgo cuando es vital mostrar liderazgos únicos.

Esto no sucedió jamás en la Concertación. Si bien tanto Frei como Lagos fueron precandidatos (el 89 ambos y el 93 el segundo), ninguno se declaró candidato a la presidencia para el período siguiente, ya que si bien claramente estaba en sus planes, eso habría torpedeado las posibilidades del candidato que sí logró llegar a las elecciones. Es una muestra mínima de coherencia política y de orden interno sin el cual los partidos no son más que una banda de descordinados caudillos hambrientos de poder.

Un hecho como el presente habría sido posible imaginarlo en partidos como RN, que tiene solo niveles mínimos de orden y cohesión internos. En algún partido de la Concertación (si bien el PPD es el menos maduro e institucionalizado) habría sido impensable al existir una verdadera visión común de futuro entre sus actores. Pero que algo así suceda en la UDI, el partido más ordenado, disciplinado y cohesionado de Chile, no deja de sorprender.

Este hecho político va mucho más allá de la probable dificultad que tenga Longueira de salir electo senador por Santiago Oriente, o la virtual imposibilidad de salir con la primera mayoría ahora que por la Concertación se presentaría Alvear sola (y en el caso de ir Gonzalo Martner, no sería mas que una candidatura testimonial), sino que llega hasta el corazón del proyecto político de mediano-largo plazo de la UDI, en el que Lavín ha dejado de tener siquiera la mínima importancia.

El virtual desahucio de la candidatura de Lavín (además de posicionar a Longueira como probable "tapado" incluso para esta elección, si Lavín comenzara a bajar fuertemente) por parte de su partido, nos habla de lo corrida que está la campaña presidencial para los actores de la oposición. Y debido al sistema binominal, las fichas se apostarán en este momento a contener a Piñera y evitar que el centro de gravedad de la Alianza cambie hacia la derecha mas liberal. Desde ahora, Lavín sólo es un elemento de contención con la única función de impedir a toda costa que Piñera llegue a Diciembre como segundo.