Oportunidades Perdidas

Con su entrada en el ruedo, Sebastián Piñera prometía darle energías, dinamismo e incluso incertidumbre a una campaña chata que estaba pobremente ocupada de candidatos ausentes o cargantes. Las encuestas le entregaban muchas razones para eso: Lejos el candidato con menores niveles de rechazo, lejos el de las mejores condiciones personales para el cargo, etc.

Pero la realidad dijo otra cosa. Si bien arremetió con fuerza robando importante votación de la DC y haciendo crecer a la votación de la alianza, no fue suficiente. El impulso inicial ya no existe. Ya no ganará nuevos votantes con sus atributos personales y ahora los comienza a perder al demostrar que esos atributos no son acompañados por un programa sólido, por una diferenciación clara de los otros candidatos y por no tener mas ideas, mensaje o acción que preocuparse de su nivel en las encuestas. Bueno.. ahora tendrá más para preocuparse cada día, mientras no solo deja de subir, sino como ya vemos, comienza a bajar.

La inacción de su campaña, junto con la completa inhabilidad de marcar agenda le muestran un oscuro futuro a su candidatura. Como muestra un botón: La acción mediática más importante que haya venido de las cercanías de su campaña fue el ataque contra el nepotismo del gobierno llevado a cabo por los (fina ironía) primos Monkeberg. En los días siguientes Lavín y la UDI tomaban esa bandera mientras Piñera pedía disculpas y escondía el guante.

La tónica desde 2 semanas después de su aparición en la competencia, ha sido la de responder y la de opinar lo hecho y diseñado por otros. Estos elementos hacen pensar que si bien es el único candidato con posibilidades matemáticas de alcanzar eventualmente a Bechelet en una segunda vuelta (que no es mucho menos eventual), la candidatura de Piñera está convirtiéndose en un caso de estudio del fracaso electoral debido a las oportunidades perdidas.

Al menos la bajada en las encuestas le obligará a buscar otro eje de su campaña, ya que el anterior (“vamos segundos!”) dejó de ser cierto.